“Para nosotros, que no creíamos en nada, el rock radical era nuestra religión”
Entrevista a Patxi Irurzun: periodista, escritor, bibliotecario, filólogo
Peña Fernández David
Fiel seguidor del rock radical vasco desde sus inicios cuando era un adolescente, el pamplonica Patxi Irurzun decidió convertirlo en el tema principal de sus novelas. Gracias a esta profesión ha conseguido entablar amistad con sus ídolos de juventud.
Fotografía de Unai Beroiz
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Has publicado una novela sobre el rock radical vasco de la cual hablaremos más adelante, pero… ¿qué fue para ti este movimiento?
Lo viví en mi adolescencia, los primeros discos de grupos como Barricada o Cicatriz se publicaron cuando yo tenía unos trece años. Las ganas de cambiar el mundo y a la vez odiarlo se juntaron con la explosión de todos esos grupos que expresaban un sentimiento que teníamos los jóvenes en un momento de mucho paro juvenil, violencia, heroína, etcétera. Esa música sirvió como válvula de escape para expresar el sentimiento de desesperanza y de rabia. A nivel personal como fue una época gris no lo recuerdo con mucha nostalgia, pero el ámbito musical fue el más luminosa para mí.
“Barricada es el grupo de mi vida”
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¿Recuerdas algún cantante, grupo o concierto que te marcara?
En general me gustaban todos los grupos, pero yo vivía en Pamplona y Barricada nació allí. De hecho, me solía cruzar con el Drogas (voz de la banda) por la calle. Recuerdo la primera vez que les oí en la radio, me quedé “flipao”. Probablemente sea también el grupo que más he visto en directo, y puedo decir que es “el grupo de mi vida”.
Posteriormente, gracias a esta profesión pude conocer a El Drogas. Tenemos cierta amistad, solemos intercambiar libros y hablar de literatura e incluso he escrito un prólogo para uno de sus libros. Estoy muy agradecido de poder haber conocido a “una especie de ídolo” de mi juventud.
Tuve la suerte de ver a Eskorbuto en unos sanfermines o a Kortatu en sus inicios, cuando no arrastraban a tantos seguidores.
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Sin tener en cuenta la pandemia, ¿Qué ambiente de concierto prefieres: el actual o el de la época?
A día de hoy me gusta estar más tranquilo en los conciertos sin ir a las primeras filas. Aquellos conciertos se vivían de una manera muy intensa. En el libro comento que “para nosotros, que no creíamos en nada, el rock radical era nuestra religión”. Formaba parte de un ritual, llegaba el sábado e “ir al concierto era como ir a misa”.
Después de los conciertos estábamos dos o tres días sordos porque el sonido o estaba demasiado alto o no era de buena calidad. La espontaneidad y la emoción desmedida de los asistentes de entonces me recuerda a los conciertos actuales en países como México. Sin embargo, por lo general a día de hoy en España los conciertos se viven de otra manera, más “tranqui”.
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¿Cuándo consideras que había más libertad de expresión, en los años 80-90 o ahora? Roberto Moso, voz en Zarama, comentaba la figura del artista exiliado. ¿Qué opinas?
Había letras o mensajes del movimiento que a día de hoy no se podrían transmitir, sin ir más lejos el grupo M.C.D. Sin embargo, es cierto que algunas canciones de bandas como Barricada fueron censuradas. A día de hoy esa “persecución” la sufren grupos como Berri Txarrak o Sociedad Alcohólica, impidiéndoles tocar en diferentes lugares.
La mentalidad de entonces en este ámbito era diferente, ya que los mensajes se promulgaban de una manera más inconsciente, sin tener en cuenta la posible repercusión mediática. Con la aparición de las redes sociales cualquier persona puede iniciar un linchamiento y eso influye a la hora de que los artistas puedan ser censurados con más facilidad.
“Escribo porque no tenía las aptitudes de ser músico”
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Este año has publicado “Tratado de Hortografía”. ¿Qué te empujó a hablar sobre el movimiento a través de la literatura?
Siempre he sido seguidor de la música, en concreto del rock y del punk. En ocasiones digo que “escribo porque no tenía las aptitudes de ser músico”. Desde que comencé a escribir historias siempre tenían algo de relación con el rock: protagonistas “punkis”, letras infiltradas de El Drogas, descripciones físicas inspiradas en cantantes … Siempre habían sido “guiños” hasta que el rock radical vasco pasó a ser el tema central. Era una novela que hacía muchos años que quería escribir, pero no sabía muy bien cómo abordar.
Es muy difícil intentar abarcar tanto contenido, y decidí escribirlo de una manera más sencilla, contando la historia de un rockero que pasó su momento de esplendor y ahora tiene una vida más rutinaria.
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Para escribir Tratado de Hortografía, ¿hablaste con músicos o personajes de la industria para tener una visión más amplia?
Leí muchos libros sobre grupos, y me informé de anécdotas que en realidad muchas de ellas son más bien leyendas, como los supuestos “recaos” que se mandaban unos grupos a otros. También me basé en la polémica de Las Vulpes para narrar lo que le sucede a la banda de la novela.
Tener relación con personajes que vivieron el movimiento en primera persona como Marino Goñi (inventor del término Rock Radical Vasco y productor de los primeros discos) o El Drogas me ayuda para conocer mejor como fue. La ventaja de hablar desde la ficción hace que puedas rebajar los diferentes momentos tensos y evitar ciertos temas.
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El libro narra la historia de un rockero del movimiento que se sumerge en la literatura. ¿Qué porcentaje de la novela es autobiográfica?
La novela se puede incluir dentro del género “autoficción” (utilizarse a uno mismo como personaje). Varios aspectos del personaje principal tienen bastante que ver conmigo. Hay un poco de confusión deliberada entre lo que es ficción y lo que no. En ocasiones utilizo la ficción para plasmar cosas que me hubiese gustado ser, como músico en este caso.
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¿Tienes planeado publicar más libros o novelas acerca del rock radical vasco?
Si, tengo ya una historia a la que quiero dar forma, y ver si esa idea funciona. Mi idea es seguir escribiendo este tipo de novelas aprovechando el personaje que he creado. Quiero aprovechar las anécdotas de los personajes que estuvieron directamente implicados en el movimiento, manteniendo un tono tragicómico.
Desde que salió el libro he recibido muchas felicitaciones, consiguiendo que los lectores se sientan muy identificados relacionando la novela con aspectos personales. La primera persona que me felicitó por el libro fue Kutxi Romero (voz en Marea). Cuando las Vulpes leyeron el libro me enviaron un mensaje muy emotivo. Hubo una segunda edición y probablemente se publique próximamente en México o Argentina.